¿Qué es la adaptación?
La adaptación es un proceso por el cual, los sistemas naturales y los seres vivos, ajustan y desarrollan la capacidad de responder o sobrevivir en un entorno diferente.
El medioambiente sufre constantes variaciones. Lograr la adaptación resulta fundamental para las especies, ya que la falta de éxito en el proceso puede suponer la extinción.
En términos generales, adaptarse consiste en ajustar el organismo o el sistema natural ante un entorno cambiante. Los cambios pueden llevarse a cabo en la naturaleza o en los sistemas humanos. Se produce una respuesta ante una modificación en las condiciones existentes.
Cuando los seres vivos se adaptan, reducen los daños que pueda suponer el cambio que están experimentando. El proceso de adaptarse también supone oportunidades para todos los seres vivos. El cambio, en principio negativo, provoca una respuesta que conducirá a un nuevo statu quo en caso de una adaptación satisfactoria.
El clima es uno de los mayores ejemplos ya que sus cambios han determinado la evolución de nuestra especie, formando parte de la propia historia de la humanidad. En un escenario de cambio climático los ecosistemas se verán afectados y los seres vivos tendremos que adaptarnos a las nuevas características adquiridas.
Los animales irán acomodándose mediante nuevas estrategias de supervivencia. Así, poco a poco, las especies van evolucionando, respondiendo a las situaciones que plantea el medioambiente. Una sequía prolongada, por ejemplo, afectará al crecimiento de los pastos.
Ante esto, los animales herbívoros tendrán que migrar o modificar sus pautas alimenticias. A su vez, sus depredadores carnívoros podrán verse en una situación parecida, ya que sus presas podrán haber variado en número y por tanto también tendrían que cambiar su comportamiento.
¿Cómo se adaptan los seres humanos?
El ser humano no es ajeno a los cambios que ocurren en la naturaleza. Sin embargo, su capacidad para adaptarse a casi cualquier ambiente y situación es sorprendente. Ha sido capaz de sobrevivir en todos los continentes y a la última glaciación, aunque no sin dificultades.
Un ejemplo muy claro es el cambio climático actual de orígen antropogénico. En la adaptación humana al cambio climático se incluirán aspectos de la sociedad actual.
Las interrelaciones de las sociedades modernas han generado instituciones y estructuras de organización cuyas funciones son muy variadas, pero todas ellas deben adaptarse a los cambios. En su seno se buscan soluciones efectivas para minimizar los daños o prevenirlos. Los dirigentes de los países trazan políticas para mitigar el cambio climático y adaptarse a él, que se asientan en estudios científicos.
Esto supone una ventaja clara para el ser humano: es capaz de comprender el evento que está experimentado aunque aún queden muchos aspectos por conocer en detalle. De este modo, es posible trabajar en la mitigación del cambio climático actual a la vez que desarrollar mejores estrategias de adaptación que reduzcan al mínimo el impacto de éste.
Tipos de adaptación humana
Existen varias formas mediante las cuales los seres humanos se adaptan a su entorno. En referencia al cambio climático, adaptación se refiere al proceso de ajuste al clima actual o al proyectado y sus posibles efectos. Algunas formas de adaptación son morfológicas, otras fisiológicas o funcionales y otras, de comportamiento.
Las medidas de adaptación al cambio climático se orientan a limitar los impactos, reducir las vulnerabilidades e incrementar la resiliencia de los sistemas humanos y naturales. Esto incluye las ciudades, el sector agrario, la industria, la biodiversidad, los bosques, las costas, etc.
Por tanto, a través de la adaptación se plantean intervenciones para limitar la vulnerabilidad frente a un riesgo climático. Por ejemplo, para disminuir el impacto de un episodio de lluvias torrenciales en zonas donde cada vez son más frecuentes es posible actuar sobre la exposición, ubicando las nuevas viviendas fuera de las zonas inundables, o sobre la capacidad adaptativa, facilitando la información de la correcta actuación en caso de que se dé el suceso.
Se puede hacer una distinción entre los distintos tipos de medidas de adaptación:
- Anticipativa. La naturaleza del cambio y sus consecuencias se comprende antes de que suceda. Ya sea porque se ha estudiado o por ser cíclico, el ser humano dispone del conocimiento para adaptarse a esa modificación del entorno.
- Reactiva. El fenómeno se está desarrollando y genera estímulos que provocan una reacción adaptativa. Se toma acción frente al nuevo estímulo.
- Transformacional. Es aquella que cambia los atributos fundamentales de un sistema en respuesta al clima y a sus efectos.
- Autónoma. Se refiere a la adaptación espontánea ante los estímulos que experimentan con el clima o sus efectos, sin planificar explícitamente o centrarse conscientemente en afrontar el cambio climático.
- Planificada. Es la llevada a cabo por organismos internacionales, estatales o empresas. Se desarrolla un plan que da respuesta a una serie de estímulos. En su interior se detallan los pasos que se darán para conseguir la adaptación. También puede incluir los recursos que se usarán o una estimación de los resultados.
Dentro de la adaptación planificada se engloban todas las medidas de adaptación tomadas por los organismos competentes en la actualidad frente al cambio climático.
Estas medidas se enfocan en distintos sistemas y sectores como el transporte, la salud humana, industria y energía, urbanismo, uso del suelo, pesca, ecosistemas marinos y zonas costeras, biodiversidad, bosques, sector agrícola, turismo y finanzas, entre otros.